Guay

Demasiada mierda en la cabeza para tan poco espacio. Hoy sencillamente no hay ganas de nada. Prefiero quedarme tirada en la cama mirando el techo. Hostia va y hostia viene. Y a ver si con un poco de suerte no me entero, como esta tarde, que lo que mi genio tapó al escribir se destapó de golpe. Ha sido divertido, muy divertido. Pero ese tipo de diversión pasa factura, y después de aguantarlo y reprimirlo todo el día ahora ya no puedo más. No soy fuerte, nunca lo he sido, y no voy a fingir que lo soy. Aún me acuerdo de esos pilares. No tengo que decir nada más, ¿verdad?