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Carta de renuncia

Despierta, bonita. Lo estás volviendo a hacer. Que no puede ser, y punto. Que te centres en tu puñetera vida. Que te olvides de algo que vaya más allá. Es imposible. Es inviable. Deja de torturarte. Pero, ¡no! ¿Cómo le vas a hacer caso a la razón, verdad? Genio y figura hasta la sepultura, ¿eh? Pues esta vez te vas a estrellar tú solita. Ya estoy harta de tener que aguantar los lamentos de tus estupideces. Lo siento.
Con mis mejores deseos,
Tu conciencia.

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