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Día a día

Creo firmemente en la compensación del día a día. "La vida te da hostias y alegrías a partes iguales". Se cumple siempre. A través de esta máxima puedes imaginarte cómo te va a ir en un momento dado o en otro. Así sabes que si has pasado una mala semana, la que viene te espera algo grande. Y al revés, si has tenido un día genial, cuando llegues a casa te esperan malas noticias. Está bien saberlo, porque en plena mala racha te puedes decir tranquilamente que se compensará.

Hasta aquí, perfecto. Ahora, está en tus manos decidir si te compensa la compensación. Quiero decir, puede que haya algo que consideres lo mejor que te puede pasar, pero que al considerarlo así la compensación negativa puede que sea tan grande que no te merezca la pena llegar a esa "gran meta". Quizás a veces es mejor conformarse con las pequeñas alegrías, y así apenas se mueve la balanza.

Yo soy psicológica, biológica y matemáticamente incapaz de elegir el camino fácil. Lo he pagado. Ahora lo estoy pagando. Y sé que más adelante lo voy a seguir pagando. Cuando una compensación negativa es de este tamaño, ¿qué clase de compensación positiva aguarda? ¿Tengo que desear seguir en este estado negativo para que el positivo sea aún mayor? ¿Y esperarlo con la ilusión con la que lo espero?

Sinceramente, no lo sé. Pero, ya que estamos, ya que esto es imparable, ya que hemos llegado hasta aquí... Vamos a ver hasta dónde se estira esta historia.

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