La noche se acerca. No una noche cualquiera, no. Se acerca una noche que promete ser, como poco, especial. Un grupo de amigos, música de la nuestra, bebida, arena y mar. Sentarnos en la playa a disfrutar y a pasar un buen rato. Nos meteremos en el agua, haremos el idiota y seguiremos riendo sin parar. Puede que nos miremos un par de veces, con una de esas miradas que pasan inadvertidas por todos, que se cruzan en un momento entre la multitud y después se desvanecen. Oh, ¿no te parece realmente especial? Piensa que después puede que nos dé por dar un paseo, por alejarnos de los demás. Puede que, con la tontería, diga esas dos palabras que llevan en mi cabeza más tiempo del que me gustaría admitir. Y puede, sólo puede, que tú digas algo parecido.
Fuego. Fuego y locura. Si tuviera que usar sólo una palabra para describir la noche que viene, la noche que quiero vivir, no sabría cuál elegir.
Lo único que sé es que va a ser perfecta.
O, por lo menos,
lo sería si vinieras.