Menudo timo

No sé quién me habrá timado, pero está claro que es un experto. Me siento como en el libro de Momo, como si un señor gris me estuviera robando el tiempo. No me cunden los días. Me despierto en mitad de la noche, pendiente de la hora, inquieta. Avanza la mañana colgada del reloj, y cuando llega la hora de ir a clase, el trayecto convierte horas en minutos y sin querer se me ha echado la noche encima. Arrastro sueño, cansancio y una horrible sensación de vivir en una constante selectividad. Y lo mejor de todo es ver cómo a mi alrededor la gente hace todo lo posible por que esto se me haga todavía más cuesta arriba.

No necesito presión, ni torturas de errores pasados, ni patadas, ni ninguneos. Ya me presiono, torturo, pateo y ninguneo yo solita, gracias.